Visitar el Parque Nacional de las Islas Atlánticas es sinónimo de belleza natural, de impresionantes y variados paisajes, de una gran diversidad biológica y de leyendas de piratas, dioses, demonios y tesoros escondidos.

Se encuentra en Galicia y se compone de cuatro grupos de islas: Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada. Desde la costa gallega, puede contemplarse un paisaje de suaves líneas, verdes bosques y playas de arena fina. Pero el lado que se enfrenta al océano, sobre todo si nos referimos a las Cíes y las Ons, es mucho más abrupto y complicado, pudiendo encontrar acantilados que esconden cuevas marinas (furnas) que se han formado por la erosión de las olas sobre la roca. En las Islas Cíes están catalogadas 22 furnas y 30 en las Islas Ons. Justo encima de estos acantilados

La superficie total del Parque Nacional de las Islas Atlánticas es de casi 8.500 hectáreas, pero menos de un 20% es terrestre, por lo que la importancia de la superficie acuática es mucho mayor, albergando una gran biodiversidad gracias a sus frías aguas y los diferentes escenarios que existen en el fondo marino: de arena, conchas o rocas. Existen hasta 200 tipos de algas, donde gran cantidad de peces y moluscos conviven. En cuanto a la fauna terrestre, las aves son las protagonistas. La gaviota patiamarilla o el cormorán moñudo son dos especies que encuentran en algunas de estas islas el lugar ideal para anidar y convertirse en una de las más importantes colonias de reproducción de aves marinas de Europa. El paisaje vegetal de las islas alberga helechos, pinos y eucaliptos.

La presencia del hombre también ha dejado una serie de edificaciones como ermitas e iglesias, faros o alguna fábrica, aunque se intenta mantener la naturaleza intacta y no interferir en su desarrollo natural.

El archipiélago de Cíes está formado por las islas de San Martiño, Monteagudo y Faro, estas dos últimas unidas por la que, según The Guardian, “es la mejor playa del mundo”: Rodas. Sus frías aguas cristalinas y su arena blanca y fina conquistaron al famoso periódico británico. Además, entre la arena de la playa y un puente de piedra, que también une las dos islas, se forma la Lagoa dos Nenos.

Las islas Cíes no están habitadas actualmente por lo que la convierten en un paraíso natural, aunque se cuenta que fue refugio de piratas y que sus tesoros pueden aún estar escondidos en alguna de las cuevas o bajo la arena del mar.

Solo se abre al público en verano y el acceso es controlado, pudiendo acceder hasta 1.800 visitantes diarios como máximo.

Existe una zona de acampada en uno de los pinares que cuenta con todos los servicios, además de varias rutas de senderismo, tales como la ruta del Faro y la del Alto Príncipe, y la práctica de submarinismo. Y para los aficionados al birding, las islas Cíes cuentan con observatorios de aves.

El segundo grupo de islas que componen el Parque Nacional de las Islas Atlánticas son las Ons. En este caso, sí es una isla poblada y sus habitantes se dedican a la pesca, sobre todo al pulpo. Un conjunto de casas típicas marineras y una iglesia conforman el pequeño pueblo. Además de las cuevas marinas, los acantilados son dignos de admiración, sobre todo el Buraco do Inferno o, dicho de otra forma, el agujero al infierno, ya que muchos pensaban que este agujero conectaba con el mismo infierno y algunos hasta escuchaban voces y llantos de almas en pena.

Como las Cíes, también cuenta con zona de acampada. Pero si hay algo por lo que las Islas Ons destacan es por sus rutas senderistas y sus paradisíacas playas vírgenes, más propias del paisaje caribeño.

Cuando se dice que el Parque Nacional de las Islas Atlánticas ofrece paisajes impresionantes es porque realmente es así, ya que la Isla de Cortegada alberga el bosque de laureles más grande, en superficie, de España y comparte entorno con robles, pinos y sauces.

Estuvo habitado en el pasado y existen visitas guiadas para conocer su historia. Dos rutas circulares, que parten desde las ruinas de la ermita de la Virgen de los Milagros (siglo XVII), muestra al visitante los tesoros que la isla esconde. Una de ellas lo hace rodeando la isla por completo y la otra hasta la mitad y después atravesándola por la parte central. Ambas son de dificultad baja.

Por último, la isla más desconocida pero no la menos importante del Parque Nacional de las Islas Atlánticas: Sálvora. Una isla que ha pertenecido de manera privada a la iglesia y a la nobleza durante siglos, hasta que en 2007 fue adquirida por el Ministerio de Medio Ambiente y la Xunta de Galicia, por lo que pasa a ser de dominio público. Se encuentra rodeada de varios islotes y su rica historia puede conocerse a través de varias rutas guiadas a pie. Es conocida por los naufragios que tuvieron lugar frente a su costa. Durante algún tiempo estuvo habitada y prueba de ello es el pueblo abandonado donde aún se conservar ciertos utensilios que utilizaban sus habitantes para su día a día.

Sólo se puede acceder a los archipiélagos del Parque Nacional de las Islas Atlánticas desde el mar, por medio de servicios de transporte marítimo de pasajeros o, con previa autorización, de manera privada.

El Centro de Interpretación se encuentra en las Islas Cíes, aunque existen dos puntos de información, uno en Cíes y otro en Ons.

Es importante mantener limpias las islas en las visitas puesto que carecen de papeleras. El visitante debe estar pendiente en todo momento de la basura que genera y no dejarla en las islas.

El acceso a los faros tiene una dificultad media, por lo que es aconsejable ser cuidadoso y consultar el estado de las mareas y el tiempo.