Toro es una localidad de la provincia de Zamora declarada Conjunto Histórico-artístico en 1963, por su increíble riqueza histórica y monumental, ya que durante varios siglos fue sede real de las Cortes, además de contar con impresionantes obras arquitectónicas como la Colegiata de Santa María la Mayor, de estilo románico y gótico. En el interior de su sacristía se puede ver el famoso cuadro de la Virgen de la Mosca. También el Monasterio de Sancti Spiritus el Real, de donde destaca el Sarcófago mausoleo de la reina consorte de Castilla y León, Beatriz de Portugal. Otros monumentos interesantes de la ciudad son: la ermita de Santa María de la Vega, la Iglesia de San Lorenzo el Real, la Iglesia del Santo Sepulcro o la Iglesia de San Salvador de los Caballeros.

Pero, por antigüedad, la construcción más importante es el Alcázar de la Ciudad de Toro que data del siglo X y que está construida con cal y canto rodado. Se trata de una construcción defensiva que ha sido reconstruida en varias ocasiones y donde los Reyes Católicos vivieron un tiempo. Fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1931.

Toro es también famosa por su arte, su gastronomía y su vino. Festividades como la Fiesta de la Vendimia (2003), la Semana Santa toresana (2008) o su Carnaval (1996) han sido declaradas de Interés Turístico Regional gracias a su originalidad, tradición y valor cultural que, junto con la antigüedad, la capacidad de atracción de visitantes y la periodicidad, son requisitos imprescindibles para conseguir esta distinción o reconocimiento.

El Carnaval de Toro tiene referencias desde 1590 cuando las Madres Clarisas entregan un escrito al Ayuntamiento quejándose de la algarabía que se formaba en la calle a consecuencia de la festividad, que provocaba el malestar de las monjas al no poder rezar por el escándalo que venía de la calle. El Ayuntamiento tomó cartas en el asunto e intentó que ambas partes (paganos y cristianos) pudieran disfrutar de la fiesta respetando a los demás.

Evidentemente, la historia ha estado plagada de acontecimientos que ponían en peligro la celebración del Carnaval de Toro, llegándose a prohibir en numerosas ocasiones. Pero los vecinos de la ciudad, lejos de amilanarse, lucharon para que su gran fiesta no desapareciera. Existen documentos, datados en el siglo XVIII, que demuestran la intención de prohibir la celebración de los carnavales en toda la región, sobre todo en Toro. Y, aunque quedara por escrito que así sería, en la práctica se seguía celebrando. Durante más de 50 años, alrededor de cuarenta leyes se dictaron para prohibir los carnavales. Pero, durante esos mismos 50 años, y los que vinieron después, los vecinos de Toro los celebraban en las casas, y no en las calles. Las familias más adineradas organizaban bailes de máscaras en sus viviendas, invitando a todo aquel que quisiera acercarse, llegando a durar varios días.

A partir de los años 20, empezó a tomar popularidad uno de los actos de los Carnavales de Toro: la boda tradicional de Carnaval, en la que todas las parejas de pueblo se visten con ropas de épocas pasadas, siguiendo en un desfile a los novios hasta llegar a la plaza de toros, donde tiene lugar el baile nupcial. En 1925, el periódico El Toresano, publica un artículo donde afirma que la festividad del Carnaval de Toro es una de las mejores del mundo.

Durante la dictadura de Franco, los Carnavales de Toro volvieron a prohibirse, pero los toresanos siguieron cumpliendo su tradición y, en lugar de llamarlos Carnavales, se les denominó “fiestas de invierno”, por lo que pasaron desapercibidos.

Por fin, en 1975, toda prohibición sobre los Carnavales de Toro queda anulada y recupera su nombre original.

Actualmente, los Carnavales de Toro se celebran durante 6 intensos días, comenzando un viernes y terminando el miércoles de Ceniza. Todos los vecinos del pueblo, niños y mayores e, incluso, las mascotas, participan activamente en los actos propuestos anualmente: desfiles de disfraces tanto infantil como de adulto; concurso de disfraces para mascotas; la tradicional Boda se representa tanto por niños como por adultos en días diferentes; pasacalles de murgas, grupos, máscaras y charangas; concurso de coplas en el que murgas de toda la región se dan cita para competir; concurso de parodias, de imitaciones… Durante los seis días hay actividades para los niños y, el miércoles, para finalizar la fiesta, tiene lugar el famoso entierro de la sardina.

Tristemente, y a pesar de haber vivido guerras, dictaduras y presiones, este año Toro se ha quedado sin su Carnaval. El Covid 19 ha hecho lo que no pudo una dictadura. Esperamos que el año que viene vuelvan a celebrar su gran fiesta para vivirla con gran ilusión.

Los Carnavales de Toro son una de las fiestas populares más importantes de Castilla y León. Si eres carnavalero y te gusta la fiesta, la tradición y el humor, este es tu sitio. Cuando las circunstancias lo permitan, viaja a Toro, vive la intensidad de su Carnaval y contágiate del buen ambiente de la ciudad.